miércoles, 29 de enero de 2014

El chico del periódico.

Todo empezó un caluroso día de verano...mentira era por la tarde y hacía frío...pero lo importante es que allí estábamos un chico monísimo y yo...y todo un tropel de gente.

El chico del periódico que así lo llamaremos llega tarde a la cita, si llega tarde a una primera cita, aunque esta no sea oficial,no puede augurarse un buen presagio, pero a lo que vamos, el chico en cuestión es un hombretón fornido de no más de 25, que se esconde detrás de la cámara por tímido, y...es guapo, muy guapo.

Por una vez me sentí la súpervedette del sitio ya que, gran parte de las fotos iban para mí, yo creo que hay química, guasemos, dos besitos, muak, muak y ahí se queda la cosa.(Para decepción del público no hay ni intercambio telefónico) 

Inciso...Pancarta con un OHHHHH!

Casualidades del destino aparte, son múltiples las ocasiones en las que el fornido muchacho y yo coincidimos pero cada uno en su casa y dios en la de todos, hasta que un fin de semana marcaría el principio de algo (leído más de una vez queda hasta cursi) todo un fin de semana cerca del hombretón no estaría mal de no ser porque el viaje está repleto...de mujeres, mujeres que como yo tienen dos ojos en la cara y un dedo de frente para saber no sé, pero al menos intuir que ese chico indiscutiblemente tiene algo.

No sé si será por el efecto del alcohol o vete tú a saber pero la gente empieza a desvariar, el chico se convierte en un solitario, creo que el zumo de naranja de mi copa debió de pasarme factura pero ahí estaba yo decidida a intercambiar conversación con ese chico.

Y de repente, se para el tiempo, se bajan las luces un foco nos ilumina a él y a mí y un ventilador hace que mi pelo se mueva mientras ando con paso firme y decidido hasta ese chico...me encantaría deciros que eso fue así, pero la verdad es que no, no sé como pero ahí estaba yo, sinceramente no sé quién de los dos es más tímido, pero en mi casa siempre se ha dicho que quién quiera peces...que se moje el culo...pues nada,ahí estaba yo, enfundanda en un vestido cuyo precio lleva muchos ceros, diciéndole al maromo en cuestión que era un soso aburrido por 1. no sociabilizarse y 2. por no bailar (vale igual no era el tema de conversación más adecuado pero ya sólo el intento mereció la pena). Y ¿qué pasó? pues que el chaval vino a confirmar mis teorías, ¿trabajando? sí, claro que sí...En fin, corramos un estúpido velo y bailemos (bueno, bailar, bailar,sólo yo).

Segundo round de la noche, una de esas mujeres compinchadas consigue la atención del maromo, presentación oficial, dos besos otra vez, edad y ...SEÑORAS Y SEÑORES el maromo se apunta mi número de móvil, juraría recordar que en ese momento sólo me faltó gritar pero, un momento (cortarollos) que él tenga mi número no es bueno, tampoco es malo, pero puede ser que jamás me llame, ni me envié un whatsapp...¡¡¡¡¡aaaaahhh!!!! qué no cunda el pánico, que almenos ya sabe que existo.

Efectivamente, después de aquello cada loco con su tema y al menos en mi casa fingir que no nos conocemos, hasta que...chan, chan! una llamada y whatsapp invaden mi teléfono, gilipollas de mí de responder con una mera cara sonriente, aunque él también se quedó descansando con su whatsapp 

Me encantaría deciros que de ahí surgió una cita pero no, aún no, y sabéis ¿por qué no?porque aún no me he rendido.

Cuando te alejas me tiemblan las manos por miedo a que veas que muero por ti.
Pablo Alborán

No hay comentarios:

Publicar un comentario